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China intensifica su disputa comercial con Estados Unidos y refuerza los controles sobre materiales estratégicos


China ha dado un nuevo paso en su confrontación económica con Estados Unidos al anunciar un paquete de restricciones más severas a la exportación de materiales estratégicos esenciales para la industria tecnológica. La medida llega en un momento clave, pocas semanas antes de la posible reunión entre el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, lo que añade tensión a las ya complejas relaciones entre ambas potencias.

El Ministerio de Comercio de China justificó estas acciones bajo el argumento de “proteger los intereses nacionales y garantizar la seguridad del Estado”. Las nuevas regulaciones afectan principalmente a las tierras raras, un grupo de minerales indispensables para la fabricación de vehículos eléctricos, paneles solares, pantallas táctiles, chips y dispositivos electrónicos avanzados.

China mantiene un dominio abrumador en este sector: produce más del 70% del suministro mundial y controla cerca del 90% del procesamiento de estos minerales. Desde el inicio de la guerra comercial impulsada por Trump en 2018, Pekín ha utilizado su influencia sobre las tierras raras como una herramienta estratégica para presionar a Washington. Aunque en meses recientes se había observado cierta relajación de las medidas, el endurecimiento actual marca un giro que podría repercutir en la cadena global de suministros tecnológicos.

Un nuevo frente en la guerra comercial

Las nuevas restricciones incluyen controles más estrictos sobre la minería, fundición, separación y reciclaje de tierras raras, afectando tanto a empresas chinas como extranjeras. Las compañías foráneas deberán solicitar permisos especiales para exportar imanes, componentes electrónicos y otros productos que contengan al menos un 0.1% de óxidos o metales de tierras raras de origen chino.

Además, cualquier empresa extranjera que exporte bienes o servicios “no controlados” deberá tramitar una licencia de exportación si tiene conocimiento de que sus productos se destinarán a actividades relacionadas con la explotación o procesamiento de estos minerales. El ministerio advirtió que el suministro sin la debida autorización será considerado una violación grave de las regulaciones comerciales.

Pocas horas después, Pekín amplió las restricciones hacia otros sectores estratégicos, imponiendo nuevos controles sobre productos vinculados a las baterías de litio y los diamantes sintéticos. Estas medidas abarcan desde los componentes catódicos y anódicos de las baterías de alta densidad hasta los equipos utilizados en su fabricación. En el caso de los diamantes de laboratorio, el control se extiende a polvos, cristales, sierras y dispositivos de deposición química, todos de uso frecuente en la industria electrónica y tecnológica.

Sanciones a empresas extranjeras

En paralelo, el gobierno chino anunció la inclusión de catorce compañías y organizaciones extranjeras —la mayoría vinculadas al sector defensa y con sede en Estados Unidos— en su “lista de entidades no confiables”. Entre las firmas sancionadas figuran BAE Systems, AeroVironment, Epirus, Dedrone by Axon, TechInsights, DZYNE Technologies, Exelis y VSE Corporation, además de filiales asociadas.

Estas empresas tendrán prohibido realizar operaciones comerciales, inversiones o asociaciones con compañías chinas, y los individuos u organizaciones en territorio chino tampoco podrán mantener relaciones de ningún tipo con ellas.

De acuerdo con el Ministerio de Comercio, varias de las compañías sancionadas “han cooperado en el desarrollo de tecnología militar con Taiwán, emitido declaraciones hostiles hacia China y colaborado con gobiernos extranjeros en medidas de represión contra empresas chinas”.

Impacto geopolítico y económico

Analistas internacionales consideran que este endurecimiento forma parte de una estrategia de presión diplomática y económica de Pekín antes del encuentro previsto entre Xi y Trump durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebrará a finales de octubre en Corea del Sur.

Aunque ambas naciones habían mostrado señales de distensión tras una llamada telefónica reciente —en la que discutieron temas como la regulación de TikTok y los flujos comerciales bilaterales—, las medidas chinas reavivan las tensiones.

El control de las tierras raras ha sido, históricamente, uno de los instrumentos más poderosos de China en su estrategia comercial global. Al limitar el acceso a estos materiales, el gigante asiático no solo protege su industria interna, sino que también aumenta su influencia sobre la producción tecnológica mundial, afectando a sectores tan diversos como la defensa, la energía verde y las telecomunicaciones.

Un desafío para la industria global

El impacto de estas decisiones podría sentirse en toda la cadena de suministro tecnológica internacional, especialmente en empresas occidentales dependientes de los insumos chinos. La transición energética, la producción de semiconductores y la industria de vehículos eléctricos son los sectores más vulnerables ante un posible encarecimiento o escasez de materiales críticos.

De confirmarse el encuentro entre Xi y Trump en la APEC, el tema de las restricciones a las exportaciones y la competencia tecnológica será, sin duda, uno de los puntos más delicados de la agenda bilateral. Mientras tanto, el movimiento de China envía un mensaje claro: Pekín está dispuesto a utilizar su poder económico y mineral como herramienta de presión política y comercial, consolidando su posición en un tablero global cada vez más competitivo.

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